El Banco Mundial prevé un promedio de crecimiento del 2,6 % para la región del Norte de África y Oriente Medio (MENA por sus siglas en inglés) en 2017 frente a 3,5 % el año pasado debido a la persistencia de guerras y la caída de los precios de petróleo.

Según un informe de la entidad bancaria presentado hoy en Rabat, la combinación de guerras civiles, flujos de refugiados, ataques terroristas, la caída del precio de petróleo y una débil recuperación económica mundial tuvo repercusiones sobre las economías de los países árabes de la zona.

Estas guerras y crisis humanitarias perjudicaron las economías de Siria, Libia, Yemen e Iraq y tuvieron efectos indirectos en la actividad turística y las economías de Líbano, Jordania y Túnez.

Además, la caída persistente de los precios de petróleo ha afectado a las economías de los países exportadores de petróleo, concretamente los seis países del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Kuwait, Qatar, Omán y Bahrein).

A pesar de la actual desaceleración económica en esta región, el informe manifestó “un optimismo prudente” para las perspectivas de crecimiento en el futuro y vaticinó una leve mejora del crecimiento económico de más de un 3 % en 2018 y 2019.

“Las perspectivas de desarrollo en la región inspiran un optimismo prudente por los indicios prometedores que se perciben en los resultados de las reformas económicas y la estabilidad que se prevé en el mercado de petróleo”, indicó Hafez Ghanem, vicepresidente del Banco Mundial para la región MENA.

Ghanem puso como ejemplo las reformas económicas emprendidas por Egipto para mantener su equilibrio presupuestario y limitar sus gastos, y donde la inversión extranjera directa se duplicará en 2017 para alcanzar 5.000 millones de dólares (4.600 millones de euros).

Asimismo, Ghanem hizo hincapié en el desempleo juvenil como problema mayor de la región MENA e instó a los países a diversificar sus economías para desarrollar el sector privado y crear puestos de trabajo.

Fuente: EFE


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