Cuando queda un año para el primer aumento previsto de las tasas de interés en la zona euro desde 2011, los mercados creen que una desaceleración de la economía mundial obstaculizará los esfuerzos del Banco Central Europeo (BCE) para elevar los tipos de manera significativa más allá de los niveles de la crisis.

El BCE tiene previsto terminar su plan de estímulo monetario de 2,6 billones de euros a fines de este año y ha indicado que mantendrá las tasas de interés sin cambios hasta fines de 2019 para respaldar el crecimiento económico.

Los mercados prevén una subida de 10-15 puntos básicos en la tasa de depósito del BCE —actualmente en el -0,40 por ciento— para finales de 2019, a juzgar por la diferencia entre los tipos Eonia a un día y a futuro. Los Eonia son los tipos medios de interés al que un grupo de bancos europeos se presta dinero entre sí, y se consideran como un buen barómetro de la evolución del costo de los préstamos del BCE.

Los tipos de interés Eonia a 2020 sugieren que se anticipa una subida adicional de 30 puntos básicos, lo que elevaría el tipo de depósitos —el interés que las entidades de crédito reciben por sus depósitos a un día en el banco central— a alrededor del cero por ciento.

“El mercado está calculando una tasa de depósito cero en dos años, lo cual supone un panorama bastante gris”, dice Martin van Vliet, estratega de tipos de ING en Ámsterdam. “Dentro de cinco años, la curva a futuro (de los tipos Eonia) apunta a una elevación muy gradual en el tipo de depósitos hasta cerca, pero aún por debajo, del 1 por ciento”.

Van Vliet dice que esto indica que los inversores esperan, en parte, que el ciclo de subidas de tipos del BCE se tenga que abortar. O creen que el tipo de interés neutro para la zona euro —un costo del dinero que ni restringe ni estimula la economía— probablemente se mantenga en niveles negativos.

Se trata de una cuestión clave, ya que significa que el espacio del BCE para utilizar los recortes de tipos de interés como herramienta para combatir una desaceleración económica será limitado, lo que sugiere que podría tener que recurrir nuevamente al alivio cuantitativo.

La Fed, por su lado, ha sido subiendo las tasas desde fines de 2015 y se prevé que aplique el cuarto aumento de tipos de este año en diciembre.

Los principales bancos centrales, incluido el BCE, bajaron los tipos de interés a mínimos históricos o a territorio negativo tras la crisis financiera mundial para combatir la deflación y estimular las economías. El desafío al que se enfrentan ahora es devolver los tipos de interés a niveles “normales” antes de que el crecimiento se desacelere nuevamente.

Las condiciones económicas y la inflación probablemente sean lo suficientemente fuertes como para permitir que el BCE inicie su ciclo de endurecimiento el próximo año, dicen los economistas.

Pero lo que no está tan claro es lo que va a suceder después, teniendo en cuenta el conflicto presupuestario italiano, las fricciones comerciales entre las grandes potencias y la volatilidad de las acciones.

Fuente: Reuters


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