Incluso para los estándares de Argentina, agosto fue un mes particularmente difícil.

Los mercados han caído casi sin parar después de que el líder opositor, Alberto Fernández, derrotó al presidente, Mauricio Macri, un favorito del mercado, en una votación primaria del 11 de agosto, considerada una prueba para las elecciones del 27 de octubre. El peso ha caído más de 23%, con diferencia el peor desempeño entre los mercados emergentes, y los bonos aún no han encontrado un piso: los de vencimiento en 2021 han caído más de 50% este mes y tienen rendimientos de 74%.

La crisis llegó a un punto crítico el miércoles cuando la administración anunció que pospondría US$7.000 millones de pagos en letras locales a corto plazo en poder de inversionistas institucionales este año y buscaría el “reperfilamiento voluntario” de US$50.000 millones de deuda a más largo plazo. También iniciará conversaciones para retrasar el pago de más de US$44.000 millones que ha recibido del FMI.

El anuncio llevó a S&P Global Ratings a reducir la calificación crediticia de la nación sudamericana a “incumplimiento selectivo” el jueves. Aun así, S&P dijo que elevaría la calificación nuevamente a CCC- el viernes, ya que los nuevos términos para la deuda a corto plazo entraron en vigencia de inmediato.

Los bonos extendieron su caída el viernes, aunque con más moderación que los días anteriores, probablemente porque los inversores ya han asimilado precios para una probabilidad de incumplimiento de más de 90% en los próximos cinco años. El bono a un siglo vendido hace solo dos años cayó por debajo de 40 centavos por dólar, mientras que el peso cayó 22%.

“En el lado positivo, algunos dan la bienvenida a los esfuerzos para reducir las restricciones de liquidez del país”, asegura Sebastian Barbe, jefe de estrategia de mercados emergentes en París de Crédit Agricole. “Sin embargo, en el lado oscuro, algunos otros inversores mencionan que esto sería solo una solución temporal y parcial, y que, dada la desafiada solvencia de Argentina, el riesgo podría ser otro incumplimiento en el futuro. Seguimos siendo muy cautelosos con Argentina y el peso”.

El malestar en las elecciones primarias ya había llevado a dos de las tres mayores compañías de calificación a rebajar a Argentina. El 16 de agosto, Fitch redujo la calificación de emisor a largo plazo del país en tres niveles de B a CCC, mientras que S&P rebajó la calificación soberana del país de B a B- y le dio una perspectiva negativa.

Los funcionarios del FMI, que estaban visitando Argentina en el momento del anuncio, dijeron que están analizando las medidas.

‘Reservas de salvaguardia’

“El personal entiende que las autoridades han tomado estas medidas importantes para abordar las necesidades de liquidez y salvaguardar las reservas”, dijo el prestamista en una declaración.

Se esperaba que el fondo desembolsara en los próximos meses otros US$5.300 millones de un acuerdo récord de US$56.000 millones, aunque eso está lejos de ser seguro bajo la crisis actual.

Sin el desembolso del préstamo y aislado de los mercados monetarios mundiales, el país enfrentaba un serio desafío de financiamiento. Morgan Stanley estimó que Argentina necesitaba US$12.900 millones para el reembolso de las letras y bonos del Tesoro denominados en dólares en los últimos cuatro meses del año. La mayoría de esos pagos se han retrasado hasta el próximo año.

Mientras tanto, las reservas de dólares del país se están debilitando. Las reservas de divisas han caído a US$56.000 millones, y Capital Economics estima que las reservas netas, que excluyen depósitos en bancos comerciales, están actualmente en US$19.000 millones, por debajo de los US$30.000 millones a mediados de abril. Eso solo cubre una cuarta parte de las necesidades brutas de financiamiento externo de Argentina de US$100.000 millones, que incluyen la deuda con vencimiento durante el próximo año más el déficit de cuenta corriente.

Fuente: Bolsamania.com


Source: Economia