Durante años, la baja inflación parecía un clásico problema del mundo rico. Sin embargo, actualmente muchas economías en desarrollo también tienen su propia versión.

Los bancos centrales han respondido como sus pares de países desarrollados: bajando las tasas de interés. Cuentan con un mayor margen para seguir adelante, pero también enfrentan más obstáculos en el camino.

Una de las mayores dificultades está en sus monedas, que no son tan importantes para los banqueros centrales del mundo rico (aunque el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cree que sí deberían serlo). Los tipos de cambio de los mercados emergentes rebotan a medida que el capital entra y sale y que se han visto amplificados por años de dinero barato en los países desarrollados. Y cuando el dinero se va y las monedas se debilitan, provocan un mayor impacto en los precios que en los países desarrollados.

Las economías emergentes están “a merced de los grandes bancos centrales”, dijo Nariman Behravesh, economista jefe de IHS Markit. Tienen un “menor margen de maniobra”.

‘No ser conservadores’

Esta es una razón por la cual los mercados emergentes no pueden pisar el acelerador demasiado rápido. Esperan ayudar a la economía mundial con más flexibilización monetaria en 2020. Sin embargo, los formuladores de políticas en países como México y Rusia, afectados por crisis monetarias recientes o distantes, son reacios a recortar los costos de los préstamos, incluso con la inflación en los niveles más bajos en décadas.

El resultado se refleja en altas tasas de interés, en relación con la inflación, y monedas fuertes. Es una combinación atractiva para los inversionistas que luchan por encontrar rendimientos en otros lugares.

Pero puede perjudicar a las economías al mantener las condiciones de política innecesariamente ajustadas, según Gabriel Sterne de Oxford Economics.

La lección de los países ricos, donde la inflación ha sido constantemente superada, es “no ser demasiado conservadores”, dijo Sterne, quien trabajó en el Banco de Inglaterra durante 20 años. “Eso es muy difícil para los bancos centrales en los mercados emergentes, porque están acostumbrados a la inflación. Habiendo ganado esa credibilidad, no querrás perderla rápidamente”.

‘Nuevo paradigma’

México cayó en recesión este año y Rusia no ha logrado una tasa de crecimiento por encima del 3% en ningún trimestre desde 2012. Ambos bancos centrales han ido bajando las tasas muy lentamente. Tienen cierto margen para dar un paso más allá, según la investigación de Goldman Sachs.

Puede que no lo usen todo.

Los economistas no esperan que la tasa de interés de referencia de Rusia, actualmente en 6,5%, caiga muy por debajo del 6% en 2020. Por el contrario, la inflación ya está bajo el objetivo del 4% y podría estar “más cerca del 2% para fines del próximo año” si el gobierno sigue gastando menos de lo prometido, dijo el economista de Goldman Clemens Grafe. También en México, “las tasas reales siguen siendo altas”, dijo, y “el ciclo de corte es más lento de lo que la gente esperaba”.

Turquía (donde las empresas cosecharon un cúmulo de deuda en moneda extranjera) y Brasil se encuentran entre los países emergentes más vulnerables a la debilidad monetaria si reducen aún más las tasas, descubrió Goldman.

Brasil, en particular, ya está allí. Un nuevo jefe del banco central sorprendió a los operadores este año al aliviar más de lo esperado. No obstante, la semana pasada tuvo que sorprenderlos nuevamente: al ingresar a los mercados de divisas después de que la moneda alcanzó un mínimo histórico.

Esto ilustra el argumento de la cautela en el “nuevo paradigma” que enfrentan los mercados emergentes, según Christopher Dembik, jefe global de investigación macroeconómica en Saxo Bank.

Fuente: Bloomberg


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