La firma farmacéutica Pfizer anunció este martes que en el primer trimestre del año sus beneficios netos fueron de 3.401 millones de dólares, un 12 % menos que en el mismo período del año pasado, cuando fueron de 3.884 millones, si bien la multinacional mantiene sus previsiones para este año, inmersa en uno de los cuatro grandes proyectos internacionales para lograr una vacuna contra la COVID-19.

La compañía, con sede en Nueva York, dio cuenta de que entre enero y marzo pasados su ganancia por acción fue de 61 centavos de dólar, frente a los 68 centavos que tuvo en el primer trimestre del 2019, lo que representa un retroceso del 11 %.

Los ingresos trimestrales del fabricante de Viagra, su fármaco más conocido, descendieron un 8 %, pasando de los 13.118 millones de dólares a los 12.28 millones, una cuestión vinculada a una caída de casi el 70 % en las ventas de su tratamiento contra el dolor Lyrica.

En todo caso, la farmacéutica mantiene sus objetivos económicos para este año 2020, con una facturación de entre los 48.500 millones de dólares y los 50.500 millones, y una ganancia por acción de entre 2,82 dólares y 2,92.

Pfizer superó las estimaciones de Wall Street para ganancias trimestrales, sobre todo gracias a las mayores ventas del medicamento contra el cáncer de mama Ibrance y el anticoagulante Eliquis.

Pfizer, en asociación con BioNTech de Alemania, se encuentra entre los fabricantes de medicamentos que compiten por desarrollar una vacuna para poner fin a la pandemia del coronavirus. Su ensayo alemán se encuentra entre los cuatro estudios en todo el mundo para comenzar las pruebas en humanos, si bien los expertos han advertido de que para una vacuna segura y efectiva aún puede faltar más de un año.

La compañía dijo que algunos de sus medicamentos, incluida la vacuna contra la neumonía Prevnar, experimentaron una mayor demanda, lo que cree podría deberse a que los médicos los recetaron para tratar o prevenir las infecciones por COVID-19 o afecciones relacionadas.

Señaló que ninguno de estos productos está aprobado para el tratamiento de COVID-19 y, por lo tanto, no conoce el perfil de beneficio o riesgo para su uso en esta enfermedad.

Pfizer dijo que sus programas de comercialización de fármacos habían sido interrumpidos debido a restricciones en las reuniones en persona, y advirtió sobre un golpe en sus ventas del segundo trimestre debido a una desaceleración en las tasas de vacunación y nuevas recetas de algunos de sus medicamentos.

El brote de coronavirus también llevó a Pfizer a pausar el reclutamiento de pacientes en varios ensayos clínicos el mes pasado. La compañía dijo que había reiniciado las inscripciones de prueba a fines de abril y espera que las pruebas se reanuden por completo en la segunda mitad del año, por lo que el segundo trimestre aún será difícil para la compañía.

La incertidumbre de la situación y pese a superar algunas expectativas entre los analistas, Pfizer bajaba un 1,80 % en la apertura de la Bolsa de Nueva York.

Fuente: EFE


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