El grupo General Electric, creado hace más de un siglo y que desde hace varios años atraviesa una profunda crisis, anunció hoy que cerró el año pasado con unas pérdidas de 5.786 millones de dólares.

Los datos se dieron a conocer coincidiendo con el anuncio de que las autoridades reguladoras han iniciado una investigación sobre las prácticas contables de la compañía, a raíz de una revisión de su cartera de seguros de la que informó el pasado 16 de enero.

General Electric (GE), uno de los treinta integrantes del Dow Jones de Industriales, tuvo en 2016 un beneficio neto de 8.831 millones de dólares, pero el año pasado lo cerró en rojo, en medio de la profunda transformación que acometió hace tres años.

En todo el año pasado, GE tuvo unos ingresos de 122.092 millones de dólares, un 1 % menos que en el ejercicio de 2016. El resultado por acción arrojó una pérdida de 72 centavos de dólar, frente al beneficio neto de 89 centavos que tuvo en 2016.

Los resultados del cuarto trimestre, el que más seguía hoy Wall Street, fueron igualmente desoladores: lo cerró con unas pérdidas de 9.642 millones de dólares, frente al beneficio de 3.667 millones que tuvo en el cuarto trimestre de 2016.

Entre octubre y diciembre pasados GE tuvo una pérdida por acción de 1,13 dólares, frente al beneficio de 39 centavos que tuvo en el mismo trimestre de 2016, y los ingresos cayeron un 5 %, hasta 31.402 millones de dólares.

GE lleva años buscando rumbo propio, después de que el 10 de abril de 2015 anunciara su intención de desprenderse de su brazo financiero, GE Capital, que todavía figura en sus resultados contables y cuya desvinculación espera completar este año.

El año pasado tuvo otro hito histórico al retirarse como máximo ejecutivo Jeffrey Immelt, que estuvo al frente de la compañía durante 16 años. En agosto pasado se puso como principal directivo de la empresa John Flannery.

Tras hacerse con las riendas de GE, Flannery anunció también su propio programa de transformaciones, el 13 de noviembre pasado, para enfocarse en tres sectores: energía, aviación y salud.

El grupo, creado hace 125 años y con unos 300.000 empleados, tiene también operaciones en el sector químico, en la banca, en los medios de comunicación, en los ferrocarriles y en la ingeniería marina, entre otros.

El programa de Flannery fue anunciado en una de las etapas más críticas de la compañía, que ha sido castigada regularmente por Wall Street: en los últimos doce meses la acciones de GE han caído un 44 %, y hoy perdían un 1,07 % tras conocerse los resultados.

Parte del descenso de hoy está ligado al hecho de que el beneficio trimestral ajustado, excluyendo operaciones extraordinarias, fue de 27 centavos de dólar, por debajo de los 29 centavos que esperaban los analistas.

A las angustias normales del grupo industrial se unió hoy el anuncio de que la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC, en inglés) inició una investigación sobre registros contables a raíz de una operación financiera que fue dada a conocer el 16 de enero.

GE informó de que estaba realizando una revisión completa de la cartera de seguros de su brazo financiero, GE Capital, y que anotaría en sus cuentas del último trimestre de 2017 un cargo extra de 6.200 millones de dólares a cuenta de sus beneficios.

“Estamos cooperando completamente con la investigación, que está en sus primeras etapas”, afirmó el jefe financiero de la firma, Jamie Miller, al informar de esta investigación en una llamada telefónica con los inversores.