El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) estuvo ampliamente de acuerdo en la reunión de junio en que “necesitaba estar listo y preparado para relajar más su política monetaria ajustando todos sus instrumentos” porque ha aumentado la incertidumbre.

En las actas de esa reunión en Vilna, publicadas hoy, el BCE dice que las medidas consideradas incluyen volver a comprar deuda y bajar los tipos de interés.

A comienzos de junio el BCE dijo que espera que los tipos de interés se mantengan en los niveles actuales al menos hasta el primer semestre de 2020, de modo que volvía a posponer la subida de la tasa de depósito.

El BCE presta a los bancos al 0 % semanalmente y les cobra un 0,4 % por el exceso de reservas a un día.

Tras haber adquirido deuda pública y privada de la zona del euro por valor de 2,6 billones de euros, en enero interrumpió las compras, aunque sigue en el mercado porque reinvierte el principal de los bonos que vencen.

También decidió que las nuevas operaciones de liquidez trimestrales a plazo más largo con objetivo específico tendrán una tasa de interés fija de 10 puntos básicos, y si los bancos prestan mucho les aplicará un interés de -30 puntos básicos.

“Estas medidas son apropiadas en el entorno económico actual y proporcionarían la expansión monetaria necesaria para que la inflación se mueva hacia niveles por debajo pero cercanos al 2 %”, dijo el economista jefe del BCE, Philip Lane, en la reunión.

“El Consejo de Gobierno debe estar determinado a actuar en caso de contingencias adversas”, añadió Lane.

También observó que las condiciones financieras han empeorado “marginalmente” desde la reunión de abril por “la nueva escalada de las tensiones comerciales”.

No obstante, al mismo tiempo, las condiciones de los préstamos bancarios para empresas y hogares siguen siendo muy favorables.

El BCE asegura que está determinado a actuar y que se prepara para “contingencias adversas” en el futuro.

Lane hizo hincapié en que los datos económicos del primer trimestre han sido mejores de lo esperado, en parte por factores temporales, pero el débil comercio mundial y las incertidumbres siguen lastrando el crecimiento de la zona del euro.

Por ello el BCE ha dado un giro en la dirección de su política monetaria, que en principio estaba en un proceso de normalización, pero ahora va a relajarse más debido a que las tensiones comerciales y la ralentización de China debilitan la confianza y el crecimiento.

La zona del euro creció un 0,4 % en el primer trimestre, frente al anterior, y en mayo tuvo una inflación general del 1,2 % (1,7 % en abril) y subyacente del 0,8 % (1,3 % en abril).

La Reserva Federal (Fed) probablemente también va a bajar el precio del dinero a finales de este mes.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, dijo ayer ante el Congreso que han empeorado las perspectivas económicas en EEUU debido a las “tensiones comerciales”.

El BCE reitera en las actas que no ha aumentado el riesgo de deflación en comparación con la situación en 2015 y 2016, pero sí destaca que las expectativas de inflación del mercado han bajado.

Las tensiones comerciales también han apreciado al euro, que hoy se pagaba a 1,1270 dólares antes de la publicación de las actas y a 1,1250 dólares tras la publicación y después de conocerse las cifras de inflación de EEUU.

La inflación subyacente, que excluye los precios de la energía y alimentos debido a su volatilidad, ascendió un 0,3 % el mes pasado, mientras que comparado con junio del año pasado creció levemente, del 2 % al 2,1 %.

Asimismo, las tensiones comerciales han causado una caída de los precios de las acciones, pese a que han mejorado las expectativas de beneficios de las empresas.

(c) Agencia EFE


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